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Cuando el miedo aparece, el talento se diluye

miedoEn muchas organizaciones se trabaja desde la cultura del miedo, y no nos equivoquemos, todos hemos sentido miedo alguna vez, y el miedo a su vez, es parte del avance de nuestra especie, el ser humano.

Y las organizaciones, al menos hasta hoy día, se componen de personas, seres humanos con sus miedos, preocupaciones, desazones, ilusiones, objetivos y esperanzas.

El miedo nos has ayudado a nuestra supervivencia pero en el mundo empresarial y en nuestro mundo actual, ¿es efectivo para que los profesionales den lo mejor de sí mismos?

“Trata a un hombre tal y como es y seguirá siendo lo que es. Trata a un hombre como puede ser y debe ser y se convertirá en lo que puede y debe ser”. Johann Wolfgang Goethe. Poeta y dramaturgo alemán.

El miedo es una emoción básica, que se produce cuando sentimos una sensación desagradable por la percepción de un peligro, y esto puede ser real, cuando sentimos que un coche viene a gran velocidad y nos podemos chocar, pero también, y puede generarse por algo que “creemos que va a pasar”. Este sin duda, es el miedo que más daño nos puede causar, y puede paralizarnos.

En muchas organizaciones, el miedo es parte de su cultura, es parte de la forma o estilo de gestión, y puede causar un gran daño, a la larga. Muchas veces, evitamos tomar riesgos, asumir nuevos retos, o decir, simplemente, que ese proceso no es bueno, y que podría llevar a una mayor eficacia y seguramente, mejores resultados.

Este miedo puede ser un gran lastre, y puede frenar nuestro talento, y a aquellos que gestionan equipos, si generan ese miedo, pueden reducir y sin duda parar, el talento de su equipo.

Y no nos olvidemos, el talento sin confianza, no trabajará. Cuando el miedo aparece, el talento se desvanece, salta por la ventana o choca contra un gran muro en mitad de un gran abismo.

El gran antídoto contra el miedo es la confianza, tener confianza en tu entorno, en tus compañeros, en tu jefe, sentir que si erras, hay todo un hermoso aprendizaje detrás, y que siempre te quedará esa red, compañeros, jefes, organización, que te proteja y que considere que el éxito no es algo inmediato, y que todo proceso tiene hermosos aprendizajes.

Desde recursos humanos, uno de los nuestros mayores retos y sin duda, algo que hace que aportemos valor es poder generar entornos y culturas que permitan el error, donde haya confianza, y se permita que el talento no se oculte frente al miedo.

¿Qué os parece?

El futuro de la gestión del talento

En la gestión del talento, estamos inmersos en una nueva etapa, una nueva “revolución industrial” solo que ahora, el cambio es tan rápido, que por ejemplo, muchas de las profesiones que conocemos, dejarán de existir y aún no somos capaces de imaginar las nuevas profesiones que vendrán.

Según datos recogidos por el Observatorio para el Empleo en la Era Digital, ocho de cada 10 jóvenes de entre 20 y 30 años encontrarán un empleo relacionado con el ámbito digital en trabajos que aún no existen. Además, cada día leemos noticias de estudios que señalan la robotización de muchos de los trabajos que conocemos hoy.

En todo este proceso,  y en un mundo de posmodernidad  o modernidad tardía, como plantea la tesis del profesor Zygmunt Bauman,  y en un mundo tan cambiante, la flexibilidad y adaptación son factores de éxito.

Llevado a la empresa, todos aquellos que se puedan adaptar, y sean capaces de autoliderarse, conociéndose bien, podrán adaptarse al mundo cambiante que nos rodea. El cambio es lo único que parece estable en este caos y sociedad global, donde algo que ocurre a miles de kilómetros de donde vivimos, nos afecta e incluso, nos arrastra, como un gran tsunami.

Por eso, me pregunto, ¿cuáles serán los retos para el talento en las organizaciones? A priori, tener ganas de auto-liderarse, y tener “mente de aprendiz”, que nos ayude a gestionar nuestro ego, y que nos permita adaptarnos y aprender, porque solo con una mente abierta, con ganas de descubrir, como la de un niño, podremos aprender y adaptarnos a los retos del futuro.

Reconocer las emociones que nos invaden, mostrar compasión, con nuestra mente  y nosotros mismos en primer lugar, nos ayudará a mantener la mente de principiante,  a reinterpretar las situaciones desde nuevos puntos de vistas, a estar abiertos a entender otras posiciones, empatizar, y a aceptar, sin huir ni rechazar situaciones sino observando, con una mente libre de juicios.

Las personas son para mí la clave del éxito de muchas cosas, y la empresa también debe adaptarse a los cambios, y a impulsar organizaciones y líderes que se conozcan, ayudándoles y permitiendo que muestren valores y compasión. Organizaciones que permitan el error, como forma de aprendizaje.

La resiliencia, gestión emocional, y capacidad de adaptación serán competencias clave para el futuro, y desde Recursos Humanos, tenemos que ser cómo el garante de esa “mente de principiante” que nos permite desarrollar a personas y dotarlas de herramientas para que aflore todo su potencial.

¿Qué opináis? Cómo decía Bruce Lee, Be water my friend! os dejo el vídeo.

 

Periodo de reflexión y buenos propósitos

Todo tiene un comienzo, como decía en mis primeros posts, pero hay que encontrar una motivación, tiempo y dedicación para continuar con una actividad. Durante algún tiempo he dejado en “stand-by” las publicaciones en el blog pero ahora, y antes de que llegue el nuevo año con su multitud de nuevos propósitos, quiero retomarlo.

Hablar de talento hoy, con una crisis como la que estamos viviendo, no siempre es fácil pero todos tenemos algún talento, y toda una vida para descubrir cuál es. Ayudar a los demás, descubrir nuevos modelos de pensamiento, nuevas fórmulas matemáticas o una forma más fácil lo que hasta ahora hacemos de un determinado modo, eso puede ser un talento.

Para otros, buscar el “talento” es parte de su día a día, buscan los mejores candidatos pero si un buen líder que sepa gestionar ese “talento”, ayudarle a crecer y desarrollarle, poco podemos hacer los profesionales de Recursos Humanos.

Y tú, ¿qué talento tienes? ¿has descubierto el tuyo?

Comencemos un viaje sin final previsto que nos puede aportar y enriquecer cada día. Si no quieres llamarlo “talento”, define aquello que tiene valor y ponle el nombre que te resulte más apropiado.